“EL IR CONTRA LA EVOLUCIÓN DE LAS COSAS
ES IR CONTRA TÍ MISMO”.

“El Todo está en todo
y todas las cosas están en el Todo”.

“Si te empeñas y ayudas a las cosas a evolucionar
-cada cual según su patrón-
estarás evolucionando tú mismo.”




domingo, 16 de agosto de 2009

TRABAJANDO CONSCIENTEMENTE CON DIOS. Por Walter y Lao Russell

TRABAJANDO CONSCIENTEMENTE CON DIOS
WALTER Y LAO RUSSELL

Todos ustedes saben que esa es la manera que nosotros dos trabajamos y que por eso, hemos sido capaces de hacer diez veces la cantidad de trabajo que de otra manera hubiéramos hecho y todo de una manera maestra. Cuando nosotros SABEMOS que la Mente de Dios y la nuestra son una y estamos concientemente conscientes de Su Presencia en cada momento de trabajo, nuestro trabajo no podría ser sino magistral. Trabajar a sabiendas con Dios constantemente, sin cesar, es estar inspirado constantemente con el éxtasis de Su Naturaleza. Nosotros nos hemos sentido así desde que éramos niños. Dios fue nuestro maestro. No necesitamos otro. Él siempre estaba con nosotros, como Alma, y nos elevaba a grandes alturas, inclusive en nuestros primeros días.
Durante toda nuestra vida, hemos caminado, hablado y trabajado concientemente con Dios. Siempre hemos conocido vagamente los años que tendríamos en nuestro futuro y ambos estábamos tan claramente conscientes de la presencia del otro, que concientemente nos buscábamos, sabiendo cada uno que no podríamos servir a la humanidad sin el otro.
Sabiendo que debemos demostrar por nuestras propias vidas, eso que debemos enseñar a otros hombres, nuestro único deseo a través de la vida a sido de vivir la vida merecedoramente para manifestar el poder que Dios le da a cada hombre que lo pida, e inmunizarnos de todo aquello que no es bello, para que siempre pudiéramos crear con Él, esa belleza del pensamiento rítmico balanceado que es su universo.
Esa es la razón por la que ambos debemos ahora escribir nuestras enseñanzas de esta manera, para que ella siempre esté con aquellos que buscan el “cero de la quietud” en lugares cercanos y mas allá de donde nosotros podríamos ir alguna vez.
EL PRIMER PASO
Para meditar con Dios, primero olvida tu cuerpo y no pienses en nada. Descéntrate al cero de la quietud. Convierte en un vacío lo que concierne a tus sentidos. Desea la Luz, si pudieras expresarlo en palabras, deja que esa expresión tenga significado pero sin palabras. Deja que sea algo así como una realización, como si dijeras en estas palabras:
“La gloria de Tu ungiente Luz está sobre mí
Estoy en el espíritu. Tu Luz está a todo mi alrededor.
Ella me rodea. Brilla a través mío. Yo estoy
disuelto en Tu Luz. Tu Luz es mi Luz. Estoy
sumergido en mi Luz. Estoy en Tu Luz, conociendo
Tu Luz. Sé Tú yo, para que así no sea yo mismo solo”

Primero, tú encontrarás muy difícil el dejar de pensar. Cuanto más trates de dejar de pensar, más activamente pensarás. Por lo tanto, nosotros te decimos cómo parar de pensar: sustituyéndolo por el éxtasis del SABER.
Entonces, primero llena toda tu alma con el DESEO, por ese éxtasis que es el estado perpetuo de la Mente-Dios.
Recuerda que el éxtasis es ese perpetuo estado universal de la Mente del Creador – y desea que sea tu estado de Mente. Primero sentirás un creciente estado de alegría interna que viene de la paz y quietud de la completa relajación corporal. Ese estado de alegría interna gradualmente se convertirá en una característica permanente de tu naturaleza, entonces encontrarás que es tan imposible para ti expresar emociones imbalanceadas como miedo, enojo, desesperación, inferioridad, envidia o celos, como lo seria para Dios tener tales emociones. Conforme ese estado de alegría interna viene a ti, todos tus males físicos y mentales se desvanecerán, pues todos ellos son el resultado de pensamientos emocionales imbalanceados, los cuales desarrollan toxinas en tu cuerpo y disturbios mentales en tu mente.
La completa relajación de todas las tensiones físicas y mentales que viene al dejar de pensar, es reemplazada con EL DESEO DE UNA SOLA COSA – LA FELICIDAD INTERIOR, la cual empezará inmediatamente la cura de cualquier mal corporal y disturbio mental. Para desarrollar fuertemente este estado mental que te conduce al estado estático de Divinidad, debes aislar tu cuerpo y Mente de cualquier mal que tú mismo causaste y para protegerte de infecciones de otros orígenes.
Segundo, después de adquirir el estado mental de regocijo interno, o éxtasis, formula un deseo por una cosa específica – el problema de vida que estás enfrentando ahora, o un concepto que tú deseas crear. En otras palabras da forma a tu deseo. Eso es “hablar con Dios acerca de él”. Esa es la real oración.
Te has colocado a ti mismo en la condición-Divina de la Mente – por lo que ahora puedes hablarle a Dios acerca de tus creaciones, que son asimismo, las creaciones de Dios cuando sabes que Él está trabajando contigo.

LA MEDITACIÓN DEFINIDA
La meditación es el deseo del hombre de conocer a Dios en él y de manifestar su consciencia de Él extendiendo su conocimiento, a través de su pensamiento, a la producción de cuerpos materiales creados por él en la imagen de su inspirada concepción.
Podríamos ponerlo más simple diciendo que la meditación es un deseo de estar solo con Dios para hablar con Él. La meditación es realmente una conferencia entre tu Alma y el Alma Universal. Ser Uno con Dios, significa desear su conocimiento y poder.
La Mente de Dios es tu Mente; por lo tanto tienes todo el conocimiento y poder que Dios tiene, al grado de tu consciencia de Dios en ti y en la medida de tu comprensión de tu unidad con Él. Si el conocimiento de Dios está dormido en ti, debe ser despertado para que puedas ser consciente de él. Cuando estés consciente de él, tú puedes usarlo en la medida de tu habilidad de comprenderlo. La totalidad de la Ley Universal trabaja contigo a tus órdenes al grado de tu consciencia y entendimiento, y hasta ese grado solamente, podrás usar el poder universal para pensar tu conocimiento en formas materiales.
Tu conocimiento es tu Ser-Mente. Tu Ser-Mente es tú, el Ser eterno. Tu Ser no es tu cuerpo, ni es tu conocimiento en tu cerebro, pero tu conocimiento controla tu cuerpo y tu cerebro como su maestro absoluto. No confundas tu Mente y cerebro como uno. Tu Mente piensa a través de tu cerebro y con él, tal como una palanca trabaja con un fulcro, pues tu cerebro es sólo el instrumento para cumplir las órdenes extendidas a él por la consciencia que la Mente es. Tu cerebro graba memorias, experiencias e información eléctricamente, al igual que un fonógrafo hace, pero es la voluntad de tu Mente la que ordena a tu cuerpo a obedecer a través de mensajes eléctricos de tu cerebro, así como ordena de igual manera a tu automóvil que obedezca. Los nervios de tu cuerpo son “cables” de la máquina eléctrica que tu cuerpo es. El cerebro es solamente un grabador y distribuidor de nervios.
La medida de tu conocimiento cósmico es la medida de tu consciencia de Dios. Es la medida de morar en la Luz de todo-conocimiento y comandar el universo del pensamiento de la Creación con Dios. Eres entonces un co-Creador con Dios.
Pensar lo que sabes en formas imaginadas, es expresar tu eterno Ser en el universo invisible de la Mente.
Dando cuerpos formados a las imaginadas formas-pensamiento, siguiendo tus pensamientos con acciones, es expresar tu eterno Ser en el universo visible de la materia.
Eso es todo lo que Dios hace, pues Él controla Su cuerpo eléctrico como su Absoluto maestro. Él mantiene todas sus interacciones e intercambios en absoluto balance, porque Dios está eternamente creando Su cuerpo en la imagen de Su deseo. Tú puedes hacer lo mismo, si lo deseas, trabajando conscientemente con Dios. Puedes ser maestro de tu cuerpo en la media de tu consciencia del poder de Dios en ti. Debes permanecer en balance, en vez de continuamente imbalancear tus pensamiento y acciones corporales de diversas maneras, desde la mañana a la noche y de la noche a la mañana. Tensiones y aprensiones, miedos y preocupaciones y variadas emociones destruyen tu cuerpo por la acumulación de toxinas. Tú continuamente pagarás el precio de tus actos erróneos hasta que ultimadamente aprendas que lo que sea que sabes, lo piensas – y lo que piensas, en eso te conviertes.

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